La patronal Unespa pide al Gobierno que el Consorcio de Compensación asuma más daños tras pagar más de 400 millones por fenómenos atmosféricos

“Cuatro de los cinco mayores riesgos futuros para las aseguradoras están relacionados con el medio ambiente. Ningún país se puede escapar del problema del cambio climático que ya está castigando las cuentas de resultados del sector; en algunos casos, está acabando con los beneficios de importantes compañías por lo que tendrán que elevar los precios de las pólizas para compensar esta situación”.

Cada vez son más frecuentes las noticias sobre los desastres naturales. Y detrás están las aseguradoras, sobre todo en los países desarrollados y en las zonas urbanas, que sufren destrozos de enorme cuantía. Desde la atalaya internacional de una empresa, el asunto se ve con nitidez. Se considera que los fenómenos meteorológicos “son cada vez más frecuentes y más agresivos, lo que se traduce en más daños a bienes y personas”. Este experto considera que las firmas del sector están empujando en los foros mundiales para que se luche contra la subida de la temperatura del planeta. Además, cree que pueden tener un papel relevante seleccionando (y bonificando) a los clientes más verdes en detrimento de los contaminantes.

Hasta 158.000 millones más en gastos

Esta situación llevará a que algunas zonas del mundo, sobre todo aquellas en las que estos fenómenos sean recurrentes o las que estén en áreas inundables, vean cómo se encaren sus seguros hasta el punto de que sea imposible contratarlos para una parte de la población.

Después de las últimas danas (antes llamadas gota fría), heladas por zonas inesperadas, y del temporal Filomena del invierno pasado, este problema también se ve con preocupación en España. Según el último dato disponible, en 2019 los daños climáticos superaron los 400 millones en costes extraordinarios para el sector. Una cifra que se quedará pequeña teniendo en cuenta que ya solo la citada Filomena, que dejó una gigantesca nevada del centro de España, ha supuesto más de 300 millones de coste extra para las aseguradoras privadas.

Factura repartida en los seguros y el Consorcio

Estas firmas recuerdan que ellas se hacen cargo de los daños producidos por la nieve, los vientos de menos de 120 kilómetros por hora, los originados por la lluvia hasta un límite de litros por metro cuadrado, los del granizo y los de los rayos. Pese a esta situación, España es un país privilegiado en el mundo porque cuenta con dos empresas público-privadas que se hacen cargo de los riesgos extraordinarios: el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS) y Agroseguro, que asumen la mayor parte de los problemas generados por el clima.

El Consorcio cubre los daños de los fenómenos de la naturaleza como las inundaciones, las tempestades, erupciones volcánicas o los terremotos para los afectados que cuenten con un seguro en vigor. Esta cobertura es posible gracias a un recargo que se aplica sobre prácticamente todas las pólizas de seguro en España. Agroseguro, por su parte, gestiona los seguros agrarios frente a los daños sufridos en cosechas y cabañas ganaderas por fenómenos climatológicos (heladas, sequías, inundaciones…). El seguro agrario en España está basado en la intervención conjunta de instituciones públicas y privadas, tiene carácter voluntario, se realiza bajo la fórmula de consorcio de coaseguro (actualmente 18 aseguradoras forman parte del mismo) y cuenta con subvenciones estatales al productor para el pago de la prima.

Negociación con el Gobierno

Sin embargo, el incremento de la frecuencia de los grandes daños climáticos y el enorme gasto que conllevan ha llevado al sector a pedir un cambio de reglas. La patronal Unespa ha solicitado que se abra una negociación con el ministerio de Asuntos Económicos para que el Consorcio cubra más daños de los que ahora tiene en su reglamento, como explicó la semana pasada Manuel Mascaraque, director del Área de Seguros Generales en Unespa, que reúne a casi 200 aseguradoras y reaseguradoras, el 96% del sector. Unespa acaba de crear el portal Naturalmente protegidos, para guiar a los asegurados en caso de lluvia, inundación, tempestad, sequía, nieve, etcétera. En el sector están convencidos de que lo peor está por llegar, así que quieren contar con más protección ante el cambio climático.

Desde Mapfre, Santiago Martín, subdirector general de Empresas, comenta que el seguro afronta los fenómenos atmosféricos extremos “como un reto de futuro que hay que tener en cuenta, medir y valorar adecuadamente. Es cierto que en los últimos años se han intensificado también en España, pero aún no tenemos un periodo suficiente para conocer cómo impactará en los próximos años”. Esta aseguradora apunta que, por ahora, “no ha tenido un efecto significativo en las primas que cobramos a nuestros clientes” y añade que “habrá que ver cómo evoluciona la siniestralidad atmosférica en los próximos años”.

Evitar catástrofes antes de que ocurran

Juan Closa, director general de negocio tradicional del grupo Catalana Occidente, admite su preocupación por la cuestión y recuerda que cuentan con un servicio gratuito de alertas meteorológicas para sus clientes que les informa de alerta naranja o rojas por fenómenos meteorológicos. Catalana pide “una reflexión para mitigar el impacto de estos fenómenos con la limpieza de los cauces de los ríos, normas de edificación estrictas frente a seísmos, favorecer la edificación sostenible y que ahorre energía, etcétera. El sector asegurador hará todo lo que está en su mano para evitar desastres o minimizar los daños”. Closa admite que la renovación de los contratos de reaseguro están impactando en sus cuentas porque suben los precios.

La multinacional AXA (presente en 54 países), explica que las catástrofes naturales le han provocado daños extraordinarios por 502 millones en 2020. Nuria Fernández, directora de Oferta Clientes Particulares, explica que “la población puede tener la sensación de que la frecuencia de los eventos climáticos ha aumentado ahora, pero este es un hecho que AXA viene observando desde hace años. España cuenta con una figura vital, de la que carecen muchos otros países, como es el Consorcio, que minimiza estos impactos a las aseguradoras”.

Nuria Ibáñez, jefa de la oficina de Riesgos de Generali España, apunta que “la intensidad y la frecuencia de las catástrofes naturales, que van en aumento, demuestran que nos encontramos ante una emergencia absoluta y tenemos que poner medidas para prevenir o mitigar los impactos en la vida de las personas y en la economía sin afectar gravemente a la solvencia de nuestro negocio”.

En las cuentas de Generali estos fenómenos han tenido un fuerte impacto en el primer semestre de 2021 con gastos que casi han duplicado los del año anterior. “El cambio climático será determinante en la evolución de la economía y, por tanto, del sector asegurador en todas sus líneas de negocio”, concluye Ibáñez, en un resumen perfecto de la situación.

La fortaleza financiera del Consorcio de Compensación

El Consorcio de Compensación de Seguros es un invento casi genuinamente español que otros países, como Francia, analizan para clonarlo. En ningún otro sitio existe un organismo que tenga el mismo tamaño y fuerza financiera, aunque sí hay algunos más pequeños o sectoriales. Es el último recurso para los que sufren accidentes de coches no asegurados o que se han dado a la fuga, para las víctimas del terrorismo y, sobre todo, para los que sufren grandes catástrofes climáticas y están asegurados con las compañías privadas. En los cinco últimos años las inundaciones han provocado pagos de 1.296 millones a los afectados y ahora se enfrenta al reto de pagar por casas y terrenos que desaparecen a medida que avanza la lava en la isla de La Palma.

Se financia con un pequeño recargo en cada póliza. Según la Memoria de 2020, cuenta con reservas para la cobertura de los riesgos asegurados de 9.159,6 millones para la actividad general y 857,8 millones para la agraria. Además, se ocupa de la liquidación de las entidades aseguradoras que puedan quebrar, para lo que tiene otros 2.260 millones.

Fuente El País:

ÍÑIGO DE BARRÓN
Madrid – 

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